El sol se retira, da la sombra con el
rostro solemne del ungido Urdangarín. Las pitonisas le
frotan con romero la verruga. Sale la Luna lunera, redonda
cómo la ostia consagrada ,la rodea con el gesto de sus
mano Juan de Dios ante el resplandor de fogatas. La guardia civil
que ha ido a detener a Urdangarin queda frenada por los gitanos
que no consienten que toquen a un miembro de la casa real gitana.
Camps sale a la guardia civil en el nombre de la
presunción de inocencia y el derecho legitimo a afanar
todo lo que se pueda.
Habla Juan de Dios con la cabeza laureada,
pose regia, orgullo de gitano de ley.
-Pueblo gitano la profecía milenaria
se ha cumplido, el hijo de la luna ha llegado a nosotros para
reinar. Él traerá la riqueza al pueblo gitano. Su
nombre era Urdangarin, un conde de los blancos, el reniega de
ellos. Ha vivido entre los blancos más poderoso y los
desprecia, estos le buscan para matarlo ¿Que mayor prueba
de que debe ser nuestro patriarca?
Toma la palabra Recadero para consagrar al
duque:
– A partir de ahora te llamaras Farruquito,
duque de Palma, marques de Uixó, rey gitano. Yo te bendigo
con a rama de olivo y la de romero- Recadero sacude con ambas
ramas los hombros y la cabeza del duque que no se mueve aunque le
cae una lagrima de dolor. ¿ Aceptas hijo mio?
Acepto- dice Urdangarin solemne.
El tío Paco sube al estrado, los
gitanos le aclaman con:
-tío Paco, tío
Paco.
El presiden levanta el dedo como trajano,
se hace silencio en el corral. Su rostro de falso jesuita. Habla
riendo, nervioso, con el vientre suelto.
Yo, como president estoy encantado de
asistir a un nombramiento de un rey gitano y quiero felicitar
a Urdangarin, ahora farruquito, por su trayectoria
profesional que conozco y he ayudado a forjar. Me encanta
volver a vernos, durante los días de su
persecución, comparable a la de los cristianos por por
los romanos, he rezado al dios gitano por la salvación
de este mártir. Mis oraciones se han hecho reales.
Este hombre ha sufrido la persecución de los payos
malos, como Yo, por eso me encuentro próximo a
él, ademas de ser mi amiguito del alma. Yo no puedo
nombrarle rey, pero si puedo nombrarle conseller anti
corrupción– camps hacen mueca de cura, retuerce su
rostro de fraile, se agita cómo un idiota sobre el
atril mientra le brilla la coronilla blanca de luna, aplaude
histérico y convulsionado sus propias palabras
provocando el contagio.Acepto- dice Urgandarin serio, cargado
de honores y títulos.
Jubilo entre los gitanos, más
aplausos, Bella mari besa a Adela, los gitanos se abrazan al
haber encontrado a su rey mesías.
Y ahora rey, conseller marques, Conde,
hijo de la Luna habla, manda, dirige, pide- le dice Juan de
dios.
Urdangarin puesto en pie mira a sus
súbditos desde el carro, semeja a Jerges.
Se arrodillan ante su altísima
majestad, este con voz grave habla con grandes luces:
-Un rey debe tener esposa, pues el hombre
sufre y nada le calma más el dolor de la vida que el amor
de una hembra en la cuadra. Es de ley, un hombre una mujer, un
rey la que quiera.
-Sabias palabra- se escucha entre el
gentío, será un gran rey.
-Tomare cómo esposa y reina a Bella
Mari que es la más guapa.
Las masas aplauden, especialmente la madre
de bella Mari.
-No- se escucha entre la gente una voz, es
Miguelín que desea a Bella Mari-
La madre de Bella Mari le pide
callar.
-Miguelín acata palabra de rey que
son palabras de autoridad.
-Jamás, Bella Mari es mía y
ningún otro rey o hijo de la luna la poseerá y
tomara su honra, nadie la tendrá que no sea yo.
Miguelín, obedece al rey – dice la
madre.
-¿Quién es ese? Pregunta
Urdangarin inquieto balanceándose en el carro.
-Era el prometido de Bella Mari majestad-
le dice Juan de dios.
Miguelín se va hacia donde esta
Bella Mari que lo contempla horrorizada, este saca navaja y le da
cuatro puntadas con el acero sobre su pecho. Cae Bella Mari
muerta como una flor segada. Su belleza esplendida se acurruca a
los pies de los asistentes. Queda tendida ingrávida,
hermosa, atrayente.
Miguelín sale corriendo con la
imagen de Mari en la retina, la navaja con sangre que limpia en
sus labios.
Urdangarin salta del carro, los asno se
lanzan en estampida chafando calorros, la guardia civil les da el
alto.
Farruquito, el duque de palma abraza el
cuerpo aun caliente de Bella Mari, sus ojos verdes vidriosos son
un pozo profundo sin vida. Los perros aúllan, rompe el
llanto. Las gitanas se tiran al suelo agitando los brazos, los
hombre maldicen a los familiares de Miguelín sacan navajas
y las clavan a los primos de Miguelín.
La luna se ha teñido de rojo y el
viento suave de levante hace sonar los cascabeles de los
pañuelos que la mujeres gitanas llevan sobre la
cabeza.
Urdangarin sale corriendo en busca de
Miguelín, este avanza como loco poseído por un
páramo solitario de Vall d' Uixó.
Los dos hombres se encuentran bajo el claro
de luna.
Miguelín viejo, calvo, gordo para a
respirar. Quedan cara a cara junto a un cañar.
La luna se lleva el alma de Bella Mari, los
gitanos ven al jinete nocturno de la luna y lloran, la sangre
pura de Bella Mari se desliza por sus costados, su alma cabalga
en la grupa del jinete. Junto a su cuerpo yacen el de varios
gitanos muertos en la pelea. Los farolillos parpadean mecidos por
el viento y el pueblo gitano se hunde en la tristeza y la
melancolía.
Urdangarin levanta una piedra y la lanza
contra Miguelín que la esquiva, este alarga el brazo y le
clava la navaja en un costado. El duque da unos paso, hace un
horrible mueca, piensa en Bella Mari y gime su nombre mientras se
desploma.
La guardia civil que hace guardia por el
páramo ve la escena, dispara sus fusiles bajo la luna
roja, cae abatido sobre el duque de Palma
Miguelín.
Angelillo de Uixó, gitano
antes que payo.
Autor:
Ángel Blasco
Giménez
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |